DESDE Cáritas hemos gritado sobre la pobreza en España. Cáritas Española dio a conocer el número de personas que ha atendido en España. Y se triplicaron entre 2007 y 2011. Y nos hemos permitido una licencia dando la voz de alarma sobre la progresión de la pobreza en España.
El número de esas personas peticionarias de ayudas pasó de 370.251 en 2007, a 1.015.276 en 2011. Casi un 175% de incremento. Y aquí en Tenerife, igual; pasamos de unas 11.000 en 2007 a 25.500 (personas no atendidas, sino dada alguna respuesta a sus demandas, las atendidas fueron más) en 2011.
Las principales causas del aumento de la pobreza son la sistemática destrucción de empleo, que ocasiona la imposibilidad de ingresos económicos en numerosos hogares, y la consolidación de la reducción y agotamiento de las ayudas de protección social. Un 49% de los 362.300 parados de Canarias no percibe prestación por desempleo. Entre 2002 y 2011 el paro subió un 191%, resultando más afectados los sectores construcción (tiene una tasa de paro del 27,4%, frente al 18,8% nacional) y los servicios (3,3%, frente al 1,6% nacional). Los índices de producción industrial, ventas del comercio al menor y vehículos matriculados (por citar los más destacados) han experimentado descensos en el último año del 9%, 2,4% y 22,6%, respectivamente.
Y todo esto nos conduce en Canarias a otro fatídico índice o tasa: un 35% de nuestra población padece pobreza. Y esa es mi principal preocupación y la de todas las personas de Cáritas. Pero sobre todo cómo esto afecta a la población infantil. Charo Zarzalejos titula un reciente artículo así: "Los gritos silenciosos de los niños pobres". Distintos rostros, distintas angustias, distintas situaciones... pero en definitiva, las mismas hambres que padecimos en mi infancia. Niñas y niños que se van a la cama sin cenar y se levantan sin haber podido dormir por el hambre que les atenaza el estómago; todavía habrán de esperar algunas horas hasta que en el colegio desayunen (si está implantado) o vayan al comedor a mediodía. Eso si no les han tenido que llevar al centro de salud porque se desmayaron en clase... Es que 2.267.000 menores pobres en España (más de 120.000 en Canarias) es una cifra no solo preocupante sino escalofriante; teniendo en cuenta que son datos de 2011 dados por UNICEF y que representan 80.000 niños y niñas más que en el 2010.
Los abuelos nos hemos convertido en cuidadores y mantenedores de nuestros hijos y nietos. Hemos pasado de ser cuidados y atendidos por ellos, a hacerlo nosotros. Y en otros casos, día tras día perdemos de vista a la población joven -nuestros nietos y nietas- que trabajaron muy duro en la Universidad para obtener una formación superior y se ven obligados a emigrar a Inglaterra, Alemania, Francia... a trabajar en lo que encuentren. Un símil de nosotros en aquellos años mozos; se repite la historia, a pesar de que debe estar para aprender de los errores y no volver a caer en ellos... Se palpa en esta sociedad de la juventud su desmoralización: "Mi padre y mi madre en paro y yo estudiando en la Universidad gracias a una beca... ¿para qué...? ¿No estaría mejor ayudándoles con algún trabajo aunque sean cáncamos...?", me decía una joven el otro día en el Campus de Guajara. O esto de: "¿Que qué futuro veo yo para nosotros? No tenemos futuro en España", me dijo otra joven hace unos meses, en un comedor social de Madrid, donde comía a diario.
El día a día en Canarias se ha convertido para cientos de personas en ver cómo finalizan la jornada con algo en el estómago y bajo un techo donde poder echar un sueño. No exagero si digo que estamos ante una situación de emergencia; pero en las casas, en la calle, en las tiendas, en las empresas... Hasta ahora, con las medidas del gobierno central yo solo he visto subidas de precios, incluso en la alimentación básica, y el paro que sigue aumentando. Los bancos, ¿qué? Pues al parecer, esperando los dineritos para tapar sus agujeros, que el otro día un empresario aún crédulo estaba convencido de que ese dinero era para prestarlo a las pymes. Le sacó de dudas uno de sus amigos, bancario para más señas. O sea que la salida de la crisis, por lo visto, debe recaer sobre nosotros, los llamados de la "clase media" (cada vez menos media y más paupérrima). En los últimos días recuerdo insistentemente un e-mail que recibí con información que circula por todas las redes sociales, hablando de que triplicamos con creces el número de políticos que tiene Alemania, con una población el 50% inferior a la de aquél país.
El jueves leía en la prensa que el PSOE pidió en el Congreso que se destinen mil millones a un "fondo de rescate de personas". La señora Elena Valenciano decía que sería el "gran proyecto del país" ante la escalada de la pobreza, porque era muy preocupante que 1,2 millones de personas no puedan comprar comida por sus propios medios y 2,3 millones de niñas y niños son pobres en España. Claro que al parecer, doña Elena no se ha enterado que hay en esta España de esas cifras, quienes cobran más de 150.000 euros al año.
Y como uno lee y lee a diario con la esperanza de leer otras cosas, se entera de que la UE va a destinar más de 85 millones de euros a paliar el hambre que tenemos. Sí, hemos entrado en la bolsa limosnera de los 500 millones de euros para financiar en 2013 el programa de distribución gratuita de alimentos. Recuerdo la ayuda americana de los años 50 (leche en polvo, mantequilla, queso amarillo, etc.). Los estamentos públicos (como han venido haciendo hasta que se acabó), a dar bolsas de comida a diestro y siniestro. Claro que el butano, la luz, el agua, el alquiler, la hipoteca, las medicinas, el transporte escolar, el comedor del colegio y hasta el jabón Lagarto para lavarse la cara, será cosa de Cáritas... y si no tiene dinero ni la gente les da lo suficiente, que vendan la iglesia del barrio, así tendrán fondos. ¡Dios, qué cruz!
* Director de Cáritas
Fuentes: http://eldia.es
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