Me ha “pasado” un amigo una publicación relacionada con España y difundida por la BBC que recoge diversas noticias relacionadas todas con la pobreza en España y me ha invadido una cierta tristeza al reconocer, con la BBC, los datos como reales en su perspectiva global.
La clase media se ha empobrecido y el pobre lo es cada vez más y entra y sale, estadísticamente, de la posible exclusión social.
Y he pensado en las familias como grupo y en su capacidad de acoger, ayudar y alimentar a sus miembros con aquello que dice el dicho popular : “Dónde comen cuatro, pueden comer cinco” y eso , claro, me alegra.
¿Cuántos más caben en esas familias y que milagros deben hacer abuelos y abuelas que se han reconvertido, por causa de la crisis, de nuevo en cabezas de familia
Pienso, entonces, en la alimentación y en las sobras de un día para otro, por ejemplo o en las famosas sobras de Navidad. Ya sé que hace tiempo que ha pasado la Navidad, Lo pongo como ejemplo que atañe a todos, creo, en esta materia de las sobras.
Todos los hongos son comestibles, algunos una sola vez (Groucho Marx)
Me ha parecido que este es un tiempo de reflexión corporal, porque la espiritual-esta ha de ser diaria- ha perdido un poco de fuerza tras las Navidades.
Se da el caso de hacer coincidir la espiritualidad navideña con grandes fastos alimenticios. Una gran y pantagruélica comilona sin pausa hace de nosotros, a los ojos de quienes quieran juzgarnos, unos tipos hambrientos, unos tipos con hambre atrasada.
Se hace verdad algún aspecto relatado por quienes hacen antropología contemporánea.
Se dice, por estos estudiosos, que los españoles son gente huraña, están siempre cabreados y parecen tener hambre.
Eso es posible porque broncas hay muchas en las fiestas de la paz y el amor que son las Navidades y hambre también a juzgar por las colas que hay en las paradas de los Mercados de Algirós y Central (los cito para dar un toque local, un toque valenciano) aunque supongo que eso será extensible a toda la geografía y es así porque nos lo hacen saber por la vía de la socorrida televisión de esos días.
Con todo esto las amas de casa, en su previsión austera y total, tratan de alargar al máximo las llamadas “sobras”(en este caso ya serán de Reyes y puertas de Carnaval) y hacer con ellas desde la famosa “ropa vieja”, hasta torrijas con el pan duro y sopas de ajo con más pan duro.
No tengo, claro está, nada contra esto .A mí solo me preocupa el estado general de las sobras.
Y esa preocupación mía la quiero trasladar a mis lectores o quizás mejor a las lectoras…aunque hoy ellos, o sea nosotros, ya hacemos cosas en la cocina y no nos preocupa para nada aquella frase de: “fulano es un “cocinillas”.
Debemos acoger en nuestra casa a aquellos de nuestra familia- para otros también pero eso es más difícil, son de “otra tribu”- que lo necesitan y se ven desplazados (espero que provisionalmente). Lo que yo quería era transmitir que debemos tenr cuidad con un exceso de aprovechamiento de lo que tyo he dado aquí en llamar sobras .Nada más. ¡Me gustaría mucho que hubiera mejores condiciones de vida para aquellos que la han perdido!
Yo me fío mucho de CARITAS. Si, si. Viene a cuento
Buenos días
fuentes http://blogs.lasprovincias.es/
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