Para ello, el Ejecutivo comunitario ha propuesto este miércoles crear un cuadro comparativo de cinco indicadores cuyo objetivo es, según Andor, "detectar problemas graves de empleo y sociales mucho antes para adoptar medidas con el fin de afrontar mejor la crisis actual y prevenir que en el futuro se desarrollen crisis graves".
Así, en materia de tasa de paro, España tiene una tasa del 26,2% (la segunda más alta de la UE, sólo superada por Grecia), mientras que Alemania registra la segunda tasa más baja (5,2%). En 2007, los dos países tenían un nivel de desempleo similar de alrededor del 8%.
El porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan (ni-ni) ha aumentado en España desde el 12% en 2007 hasta el 18,8%, el segundo más alto de la UE de nuevo por detrás de Grecia. En cambio, en Alemania cae del 9% al 7,7%. Por su parte, la tasa de población en riesgo de pobreza en España ha subido del 19,6% al 25,7%. También en Alemania se registra un incremento, pero mucho más suave, del 15,2% al 15,9%.
La renta disponible de los hogares en 2010 cayó 5 puntos en España, mientras que progresó dos puntos en Alemania. Desde ese año se está produciendo la evolución inversa. Finalmente, los indicadores de Bruselas detectan un aumento de la desigualdad en España, mientras que en Alemania se mantiene estable.
Así, si el nivel de ingresos de la población española más rica era al principio de la crisis de media cinco veces más alto que el del sector más pobre, en 2011 es casi siete veces más alto. En Alemania, el valor se ha mantenido estable en cinco.
FRAGILIDAD DE LA RECUPERACIÓN
En su último informe trimestral sobre el empleo y la situación económica publicado este lunes, la Comisión avisa de que la recuperación es "frágil" y que las condiciones sociales y del mercado de trabajo siguen siendo "muy difíciles".
Las tasas de desempleo juvenil han alcanzado niveles sin precedentes, con un promedio del 23 % para la UE en su conjunto y hasta un 63 % en Grecia y un 56% en España. El desempleo de larga duración ha aumentado en la mayoría de los Estados miembros, alcanzando un máximo histórico en el conjunto de la UE.
Además, la destrucción neta de puestos de trabajo ha coincidido con empleos más precarios: ha aumentado el empleo a tiempo parcial, especialmente el involuntario, aunque haya disminuido la proporción de contratos temporales en la UE, más afectados por la contracción.
La pobreza ha aumentado en la UE desde 2007. Los ingresos de las familias disminuyen y un 24,2 % de la población de la UE se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión. Esto afecta especialmente a los niños, puesto que ha aumentado el desempleo y el número de hogares sin ingresos laborales, así como la pobreza de las personas con empleo.
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