viernes, 9 de noviembre de 2012

El suicidio, primera causa de muerte en España, y sus causantes: desahucios, desempleo y pobreza


Desahuciados o parados, empresarios arruinados, que se quitan la vida, desempleados volcados en una consulta psiquiátrica… gente que quiere emigrar porque aquí no se puede vivir. Los problemas emocionales derivados de la crisis económica española aumentan y agravan la incidencia de las enfermedades mentales y de las soluciones desesperadas.
Desde diciembre de 2011 hasta marzo o abril de 2012 ha crecido el número de suicidios obviamente vinculados a problemas económicos En los primeros meses de este año, dos conocidos empresarios andaluces aparecieron calcinados en el interior de sus respectivos automóviles en localidades costeras y, según todos los indicios, se habrían matado ante la ruina de sus negocios, reveló el agente, que no ofreció más detalles.
El suicidio supera los accidentes de tráfico, el cáncer, y enfermedades cardiovasculares. Pero el número de personas que se quitaron la vida no había crecido significativamente desde 2007, antes del inicio de la crisis, y 2010, último año del que se tienen datos oficiales. En 2007, los fallecidos por suicidio fueron 3.263, de los que 2.463 eran hombres y 800 mujeres, indica el informe de defunciones según causa de muerte del Instituto Nacional de Estadística (INE). En los años subsiguientes hubo algunas oscilaciones: 3.457 en 2008; 3.429 en 2009 y 3.158 en 2010. Las cifras de suicidios no suelen hacerse públicas y los servicios de emergencia no dan cuenta de ellos a los medios de comunicación, aunque sí lo hacen sobre muertes con otras causas.
En las facultades de Comunicación se enseña que el suicidio no es noticia. “Es en cierto modo correcto, no es noticia cada caso individual, no se debe informar de métodos o detalles. Pero es también un error: sí se debe hablar del fenómeno social que supone el suicidio. Y de la forma de prevenirlo.
Por eso, hay que ser consciente. Hay que hablar del tema como problema y pensar en eventuales soluciones, sobre todo si hay algún peligro en el entorno. Pero no es sí. El 10 de septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio, pasó sin pena ni gloria en los medios. El suicidio sigue siendo un tabú, algo maldito e innombrable, lo que convierte a las familias en víctimas dobles
“En el 95% por ciento de los casos, no se llama a los periodistas al lugar del suicidio, aunque sí están presentes en homicidios o accidentes”, según el policía malagueño.
Son noticias que sacuden la región casi a diario y que apenas se mencionan en la gran prensa. Ningún responsable político habla de la proliferación de suicidios en España. Pocas veces aparecen reflejados en las crónicas de sucesos.
Las depresiones con consecuencias fatales afectan, sobre todo, a jefes de empresa o altos cargos que han visto derrumbarse el trabajo de una vida. Dado que España es un país de empresas familiares, la ruina tiene una connotación especial. Ante el fracaso, el sentimiento de frustración y de responsabilidad es aún mayor, y de ahí la desesperación.
«Lo siento, pero no me queda otra salida. Cuídate mucho». Con estas palabras, Isabel se despidió telefónicamente de una amiga antes de poner fin a su vida. Pero la mayoría de los suicidios en España tienen lugar en la más absoluta oscuridad, sin que trascienda su tragedia. No abundan los mensajes de despedida, ni las notas escritas a mano para decir adiós.

Fuentes http://lukor.com

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